La tendencia es simplemente la dirección o rumbo del mercado. En el mundo de la moda todos los años se reúnen un grupo de personas, investigadores de tendencias, que deciden que es lo que se va a llevar en la temporada siguiente. Existen unos libros de tendencias que compran las casas de moda y los diseñadores, por cierto muy caros, para hacer sus colecciones.
Con los tejidos ocurre lo mismo. En la feria de tejidos de Paris, en el centro, existe un espacio en el que se dan a conocer y se pueden consultar las tendencias para la siguiente temporada.
Por eso cuando vamos de compras encontramos productos semejantes en cuanto a corte y colorido. Por ejemplo cuando estaba de moda el pantalón de talle bajo en ninguna tienda encontrabas uno con el talle en la cintura. Si no está dentro de la tendencia el color azul marino, no encontrarás en ninguna tienda nada de ese color. Van a constituir por tanto tendencias repetitivas que van a formar lo que se denominamos “estar de moda”.
Actualmente hay tanta variedad y tantos looks de moda que hay empresas que contratan a sus propios “cazatendencias”. Se dedican a viajar por todo el mundo y fijarse en lo que lleva la gente de la calle, e imaginarse lo que desearían ponerse a corto-medio plazo. Para desarrollar su trabajo tienen en cuenta sobre todo factores sociológicos. No olvidemos que la calle no es más que un gran escaparate de los estilos y formas de vida de la gente.
Para adivinar las futuras preferencias del consumidor también influyen la música, el cine, las personalidades, el arte y la cultura. Y otros factores muy importantes son la política, la religión, el medio ambiente y la economía. Un análisis global de la sociedad es lo que permite adivinar las preferencias y aspiraciones sociales de las personas, que después se reflejarán en la indumentaria que utilizan en su vida cotidiana.