Personaje algo extraño, tímido e introvertido pero al mismo tiempo entrañable. Así le definen quienes le conocieron. Tenía autentica obsesión por la perfección. De hecho ha sido de los pocos diseñadores que conocían perfectamente el oficio: hacer un patrón, cortar la tela y confeccionarlo, y se quedaba horas y horas cosiendo hasta que conseguía el resultado esperado.
Tenía un concepto estético fuera de lo normal. Cualquier diseño que veamos ahora mismo de Balenciaga sigue siendo completamente actual. Sus líneas son más bien alejadas y despegadas del cuerpo. Balenciaga no insinuaba nada del cuerpo de las mujeres. Podemos decir que incluso era antisexy. Se puede definir su estilo como sobrio, elegante y muy exclusivo, con un diseño bastante oriental. De hecho empleaba muchísimo la manga japonesa. Las formas trapezoidales y sus vestidos túnica y saco fueron los precursores del babydoll y los vestidos babero que están tan de moda hoy día.
Sus diseños no buscan llamar la atención, pero imprimen majestuosidad a quien lo lleva puesto. Es la verdadera elegancia y discreción. Utilizaba tejidos rígidos como el tafetán y las fallas, y empleaba los mínimos cortes posibles en los patrones, de forma que conseguía prendas comodísimas.
¿Sabéis que Balenciaga acabó cerrando su casa de costura porque no soportaba el pret a porter? Fue en 1968. Decía que eso no era forma de crear. Sin embargo antes de cerrar su maison diseñó los uniformes de Air France. Fue el único prèt a porter que hizo en su vida. Incluso Cristian Dior que fue su mayor rival le pidió que no abandonara.
A Balenciaga se le considera el maestro de los maestros, y es español. Probablemente si no se hubiera establecido en Paris el mundo entero no le hubiera conocido y en España casi nadie hubiese valorado su trabajo. Se estableció allí en 1937 a causa de la guerra civil española.
Gracias maestro.
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